Cada vez es más preocupante el drama sanitario en la Argentina. Hay contagios, internados graves y fallecidos en niveles récord. Sin vacunas suficientes, se discute -entonces- cuánto volver a cerrar: fase 1 moderada o el regreso de las cuarentenas totales. Esto se traduce en consecuencias previsibles de la mala gestión del Gobierno.
La Argentina sigue sin acceso a las vacunas más efectivas de Estados Unidos, y cada vez más argentinos gastan fortunas para vacunarse en Miami.
Además, el país puede quedar aislado si prospera el pasaporte sanitario. Así, Uruguay anunció que dejará ingresar a extranjeros vacunados y reaparece el temor por el cierre de vuelos y aeropuertos.
Estas son pésimas noticias para una economía cada vez más complicada; y se producen en un escenario donde Martín Guzmán está cada vez más sitiado por Cristina Kirchner.
En línea con esto, se ratifica el Plan Kicillof 2, el cual se opone a la gestión del actual ministro de Economía. Así, se confirma el rumbo: contra el FMI y contra el campo. Guzmán no fue Martín Redrado, y por ahora se rindió.
La prohibición para exportar carne desató una nueva guerra contra los productores; por lo que ahora comienzan 10 días de paro agropecuario y movilizaciones. Se trata de los enemigos de siempre: campo, mercados, empresas, jueces…
En medio de todo esto, el Gobierno se beneficia de la oposición dividida (donde se agudiza el conflicto entre Mauricio Macri y el acuerdo Larreta-Vidal-Carrió), y aprovecha: ya postergó las elecciones. Ahora Cristina va por los fiscales y Alberto Fernández, por los “súperpoderes”.
Mientras tanto, en la calle, aumentan los contagios, los muertos y la inflación, y esto se suma a la pobreza y a la desesperación de miles y miles de argentinos.
La política no para de dar espectáculos lamentables. Después de Carlos Zaninni,ahora fue Amado Boudou el protagonista del último papelón para el Gobierno. Así se refleja en las encuestas, donde cada vez se ve más bronca contra la política tradicional.
Pablo Moyano renunció a la CGT