El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, señaló que “más allá de los formalismos administrativos, las prórrogas no son la solución»
El Gobierno de Javier Milei oficializó este viernes la prórroga de la baja de retenciones para el trigo y la cebada, tal como había sido anticipado un mes atrás. La medida, que se concretó mediante el decreto 439, no incluyó a la soja, el maíz, el sorgo ni el girasol, que volverán a tener alícuotas más altas a partir del 1° de julio.
Desde el sector agropecuario hubo lecturas contrapuestas: mientras que algunos valoraron el gesto, otros lo consideraron insuficiente y volvieron a reclamar la eliminación total de los derechos de exportación.
Reclamos y apoyos cruzados en el campo
El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, señaló que “más allá de los formalismos administrativos, las prórrogas no son la solución. Y no nos vamos a cansar de repetirlo: las retenciones deben ser eliminadas definitivamente. Ese es el camino”. Sin embargo, destacó el esfuerzo del Ejecutivo al afirmar que “ha dejado en el bolsillo de los productores más de U$S550 millones, que seguramente están invertidos en el campo, generando una riqueza federal”.
Desde la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC) celebraron la medida y la consideraron un paso correcto: “Este es el camino para eliminar distorsiones y alentar la producción”, afirmaron. A su vez, se comprometieron a trabajar con los productores para avanzar en una rebaja gradual y sostenida de las retenciones sobre la soja y su complejo industrial.
El malestar crece entre los productores
La presidenta de la Sociedad Rural de Rosario, Soledad Aramendi, remarcó que “la vuelta de los derechos de exportación para el 1° de julio es el cumplimiento de una medida que desde el inicio se presentó como temporaria”, pero advirtió que sería necesario extender la rebaja también al resto de los cultivos: “Porque no hay márgenes ni rentabilidad, y ni hablar en el caso de los que están más lejos de los puertos por una cuestión logística”.
En el mismo sentido, el productor autoconvocado Ariel Bianchi, de la localidad bonaerense de Conesa, fue tajante: “Esta es una clara señal de que por este año no se van a tocar las retenciones para el maíz, la soja, el sorgo y el girasol. Solo mantienen esa pequeña rebaja para el trigo, que para el fisco es insignificante”. Y agregó: “La discusión no es si suben o bajan retenciones, sino que ya hay que eliminarlas. Ya llevamos más de un año y medio de gobierno. El Presidente dijo en campaña que las retenciones eran un robo”.
Bianchi también cuestionó la falta de coherencia del actual esquema: “Es muy difícil producir con políticas agropecuarias que para algunas cosas son liberales y para otras son socialistas. Que sean una cosa o la otra, si no se hace casi imposible”.
Entre la expectativa y la resignación
Por su parte, el productor Patricio Mazzoni, desde Pergamino, celebró la continuidad de las retenciones reducidas para el trigo y la cebada: “No creo que la protesta sea una opción, porque ya sabemos que este gobierno no se maneja en base a reclamos, pero de todas maneras tengo mucha fe en el presidente y su equipo de trabajo”.
En plena siembra, Mazzoni expresó su deseo de que “este castigo de las retenciones, como las definió el Presidente, se terminen y así podamos trabajar más tranquilos y con mayor tecnología, para producir una mayor cantidad de granos”.
Mientras tanto, el campo sigue esperando señales más claras del Gobierno nacional, con el foco puesto en la rentabilidad y la previsibilidad, dos factores clave en la economía de uno de los principales motores productivos del país.
