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Willy Kohan: “Alberto Fernández pisa el freno para evitar otra 125 con Vicentin”

By on 11 junio, 2020

Intenta el presidente Alberto Fernández en estas horas descomprimir el significativo terremoto que en todas las direcciones sacudió al país por el caso Vicentin . Se pactó una tregua a instancias del gobernador de Santa Fe, Omar Perotti , y el anuncio de estatización ingresó en un compás de espera.

Se reúnen en las próximas horas el presidente Alberto Fernández y el máximo responsable de Vicentin, Sergio Nardelli. Se buscaría una salida negociada para asociar a la cerealera santafecina con YPF Agro. No se trataría de una estatización, entonces, sino de un acuerdo entre empresas con los accionistas de Vicentin participando de la operación.

 

Se avanzaría en un esquema convenido para que ingresen a la administración de Vicentin delegados del Gobierno, pero siempre bajo el paraguas y la autorización del juez del concurso. Así, la convocatoria de acreedores mantendría su curso legal, pero el principal deudor tendría ahora las espaldas oficiales para enfrentar sus deudas si se asocia con YPF .

Sería privilegiado el pago de la deuda comercial, es decir que los primeros en cobrar serían los productores y las cooperativas. Estas últimas podrían también participar de la sociedad.

Las novedades de las últimas horas confirman entonces el enorme impacto político que el caso Vicentin desató en la economía y la política argentina desde el momento en que el Presidente anunció el lunes el proyecto de estatización.

El terremoto sacudió en todas las direcciones. Desde luego en el futuro de Vicentin y su relación con proveedores y acreedores, pero el episodio escaló muchísimo más que un caso particular de una empresa en dificultades.

Derivó en pésimas señales políticas y económicas en términos de expectativas. Quedó minada la autoridad presidencial al ver al jefe de Estado teniendo que aceptar cada vez más graves imposiciones del Instituto Patria.

Los anuncios, tal como habían sido formulados, significaban una gravísima irregularidad institucional, al intentar intervenir desde el Poder Ejecutivo a una empresa privada que se encuentra protegida bajo el paraguas de un juez en un concurso de acreedores.

El caso implica, de no corregirse, un volantazo importante y muy preocupante del Presidente, que en materia de ideas locas de estatizaciones y atentados contra la propiedad privada parecía ya dispuesto a pasar a los hechos.

No es casual la reacción inicial de los mercados, el derrumbe el martes de bonos y acciones argentinas, que venían hasta el caso Vicentin recuperando muy bien con las expectativas del acuerdo de la deuda.

Tal vez lo más relevante del caso Vicentin es que el episodio volvió a levantar al campo contra los intentos de un gobierno de abusar en su voracidad por apropiarse del trabajo y la rentabilidad del campo. En 2008 con las retenciones móviles. Esta vez, tratando de estatizar de prepo a un símbolo de la pampa gringa como es el caso Vicentin, más allá de si la empresa actuó bien o mal para capear la crisis tremenda que se desató en la Argentina cuando Mauricio Macri perdió sin chance de revertir las PASO en agosto último.

Lo evidente es que Alberto Fernández no quiere repetir los errores de Cristina Kirchner con el campo en 2008. También la rebelión contra la 125 comenzó por un tema menor, que fue escalando en la medida en que el gobierno no retrocedía.

El Presidente ya dijo que aprendió de la 125. Interesa observar ahora si la tregua pactada en las últimas horas es un maquillaje o si efectivamente se desactiva el intento de estatizar empresas con el proyecto Vicentin como leading case. Servirá otra vez como señal contundente, junto a resolver el default, para saber si Alberto y Cristina son lo mismo, o son distintos.

Y representa en todo caso un aire de alivio para la Argentina. Está visto que no es lo mismo ingresar a la fuerza y estatizar una empresa cuyas oficinas están en Puerto Madero como YPF, que tratar de entrar sin orden judicial a una compañía en medio de la pampa gringa. Una vez más, donde hay agricultura, donde hay productores agropecuarios, es más difícil que se lleven por delante a las instituciones.