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Willy Kohan: “Alivio económico por vacunas y promesas con el FMI”

By on 12 noviembre, 2020

Una combinación de noticias locales e internacionales en los últimos días trajo cierto alivio para los argentinos, luego de meses de corridas cambiarias y desesperanza económica.

Se calmó un poco la corrida contra el peso y, a la vez,apareció la luz al final del túnel de la pandemia, merced a las noticias de los avances para la aparición, tal vez antes de lo esperado, de las tan esperadas vacunas.

El Gobierno anunció la vocación de firmar acuerdos con todos los países productores y laboratorios disponibles para tratar de garantizar por anticipado el suministro de millones de dosis necesarias. Parece lógico y prudente.

Conviene advertir, sin embargo, que no se debería cometer con las vacunas el mismo error que se cometió al principio de la pandemia con los test y los hisopados, cuando todo quedó bajo el control del Estado.

Si bien es natural que se cumplan todos los protocolos sanitarios y que el Estado garantice y regule la llegada de las vacunas a todas las personas que se atienden en el sistema público y estatal (son los que menos tienen), se debería garantizar libre acceso a la provisión y administración de las vacunas también para el sistema privado de salud, incluyendo prepagas, obras sociales, clínicas, sanatorios y hospitales de gestión privada.

Con todas sus dificultades, el sistema mixto de salud en la Argentina respondió bastante bien a la pandemia, y en el caso de los testeos se logró aumentar las pruebas cuando se permitió que también todo el sistema privado interviniera. En el caso de la vacuna contra la gripe, las dosis las asegura el Estado en los hospitales, pero se pueden aplicar y pagar vacunas en establecimientos privados a través de las prepagas o las obras sociales. Es importante no estatizar las vacunas. No cometer el mismo error que con los testeos.

La estabilidad del dólar siempre es un alivio en la Argentina. La recuperación del peso, sin embargo, llegó a un límite y en 150 pesos aparecen los compradores y ya nadie vende.

Funcionó en principio toda la artillería financiera a un alto costo para frenar la corrida y detener el ritmo peligroso de salida de depósitos y pérdida de reservas.

Pero el partido clave contra el dólar y a favor del peso se juega en el ajuste fiscal muy complicado políticamente en el que se embarcó correctamente el ministro Martín Guzmán para mejorar las expectativas y lograr refinanciar la deuda con el FMI.

Se apuesta sobre todo a una mejora en la recaudación, que no es seguro que ocurra, dependerá de cuánto siga afectando la pandemia a la economía. El aumento que se observó en los ingresos del Estado en septiembre y octubre no fue por mayor actividad, sino por la aparición de nuevos impuestos: bienes personales o el doble impuesto a la compra de dólares.

Es muy relevante en lo fiscal el cambio en la fórmula de ajuste de las jubilaciones, también la promesa de ajustar tarifas desde enero próximo. Pero todo habrá que medirlo semana a semana.

Se han confirmado, sin embargo, nuevos aumentos de impuestos: a la electrónica, apuestas, y seguros. También llegarán aumentos en patentes e impuesto inmobiliario. Y se desconoce hasta ahora la reforma impositiva que anuncia cada vez que puede el ministro Guzmán. Como mínimo, retroceder en los beneficios que había aprobado la administración de Macri en ganancias y ajuste por inflación.

Tiene a favor el Gobierno la estacionalidad de noviembre y, sobre todo, diciembre. Son dos meses con alta demanda de pesos. El festival de bonos y la intervención para pisar el contado con liquidación pueden seguir ayudando hasta fin de año. Mejor todavía si se confirma el avance de las vacunas y si efectivamente la era Biden en la Casa Blanca supone un dólar más débil en el mundo con recuperación de los comoditties.