Willy Kohan: “Cede la cuarentena pero angustia la economía”

Los principales conceptos del editorial de Willy Kohan en Somos Nosotros, por LN+.
Algo cambió en la mirada del Gobierno respecto de cómo seguir enfrentando el drama del coronavirus.
Hubo acuerdo no tan esperado entre Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. La Ciudad avanza con el plan gradual de “apertura responsable”: vuelven los deportes individuales y se abren más industrias, comercios y actividades profesionales y oficios.
La idea del botón rojo o regresar a cuarentenas extremas parece perder fuerza. No habría marcha atrás en ninguna de las actividades ya autorizadas.
El Gobierno leyó encuestas. La mayoría de la gente ahora quiereflexibilizar las cuarentenas. Tiene más temor a la inseguridad y a que se siga derrumbando la economía, que a la enfermedad.
Kicillof no quiere seguir apareciendo como el malo de la película. Se termina la cuarentena resentida contra los runners o los tenistas. Ya no da resultado la tirria contra los porteños de clase media. Observan cómo Larreta los iguala o supera en las encuestas. La presión de los intendentes en la provincia de Buenos Aires también juega a favor de no seguir con la cuarentena extrema.
Este clima social y político a favor de flexibilizar responsablemente se da aún a pesar del empinamiento de los contagios y las muertes.
Con todo, el drama sigue y el riesgo de un colapso en el sistema sanitario se mantiene presente en lugares críticos del conurbano y algunas provincias.
La clave sanitaria según los expertos ahora es extremar los cuidados en la reapertura gradual y responsable pero, sobre todo, coordinar mucho más la disponibilidad de camas de terapia intensiva, respiradores, y terapistas en todo el país. Trabajo para los expertos en logística, no tanto para los médicos.
¿Cómo sigue la economía? El acuerdo de la deuda no termina de calmar al dólar. Buena parte de lo que habían mejorado las acciones argentinas ya se perdió. El Banco Central no para de vender divisas y, si no fuera por el pagaré del préstamo chino que se acaba de renovar, la Argentina comienza a quedarse sin reservas.
Se profundiza el debate entre los economistas sobre cómo evitar en el futuro que toda la brutal emisión de pesos que puede duplicar o triplicar en un año toda la base monetaria y la cantidad de dinero disponible no termine en una dramática aceleración inflacionaria como tantas veces ocurrió en el pasado en el país.
El problema del cómo contener el tsunami de pesos viene siendo advertido hace meses en este programa. Sobre todo por la doble Nelson que significa el coronavirus para la macroeconomía argentina: obliga a seguir aumentado el gasto y la emisión para cubrir los subsidios y la asistencia a empresas y trabajadores y, a la vez, derrumba la recaudación por la parálisis de las cuarentenas.
Mientras los economistas se ponen de acuerdo, la gente que tiene memoria se saca los pesos de encima como puede. Compra dólares o busca bienes dolarizados con precios todavía disponibles al tipo de cambio de importación de 75 pesos. Autos, motos, electrónica, o materiales para la construcción, por ejemplo.
Las señales que llegan del Gobierno son ambiguas. Muy alentadora la decisión de evitar el default. Permite, por ejemplo, absorber más fácil parte del tsunami de pesos con emisión de bonos nuevos. También es saludable que el Presidente y el ministro Guzmán al menos mencionen en sus entrevistas que existe un problema fiscal.
Pero nada se dice respecto de cómo enfrentarlo, la negociación con el FMI viene para largo, y las medidas que se anuncian o se estudian van en general en sentido contrario a equilibrar las cuentas.
Se propone un Estado presente con subsidios de toda índole para la producción, pero en verdad ese Estado está fundido. En medio de la crisis YPF reconoce una pérdida de casi 13 millones de dólares por día, y resulta que YPF era la que se proponía para rescatar Vicentin. Suena casi a una broma, a esta altura.
¿Quién se va a hacer cargo del ejército de desocupados que deje la pandemia y las cuarentenas? Reapareció en escena Roberto Lavagna con una propuesta razonable: estudiar una reforma laboral de emergencia, para los nuevos contratos, con el esquema de seguro de desempleo de la industria de la construcción. Nada que ver con el esperpento de ley de teletrabajo que acaba de sancionar el Congreso con el aval oficial.
Muchas contradicciones todavía por despejar. De momento el plan parece el mismo de siempre, pero sin default a la vista: Apostar al cepo y los controles de precios, seguir con la bola de nieve de leliqs, pases y bonos para contener el tsunami de pesos, tratar de contener la puja distributiva con una pauta salarial no mayor a 25% este año y mantener tarifas y combustibles prácticamente congelados. La gente, mientras tanto, trata de sacarse los pesos de encima. Es comprensible.
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