En el marco de la campaña electoral de cara a las PASO, el presidente Alberto Fernández defendió su gestión durante la pandemia y se comparó con Domingo Faustino Sarmiento.
“El último presidente argentino que tuvo que enfrentar una pandemia fue, precisamente, Domingo Faustino Sarmiento, después me tocó a mí”, dijo Fernández junto al gobernador local Sergio Uñac, y agregó: “Llegamos a San Juan para revisar en qué lugar estamos después de los dos años más difíciles que nos ha tocado vivir”.
“Reaccionamos bien, reaccionó bien el gobierno nacional y los que gobernaban en las provincias en esta etapa que estoy seguro está terminando”, dijo el mandatario.
“No me tomé ni un día de vacaciones, no me fui a la playa ni una semana”, agregó en medio del escándalo por la filtración de las fotos y videos de la fiesta que protagnizó junto a la primera dama Fabiola Yañez en la Quinta de Olivos durante la etapa más dura del aislamiento.
“Muchos me critican las ojeras, pero no tengo más opción si tengo que trabajar así”, señaló.
Fernández insistió con el mensaje de preservar “la vida y la salud de la gente” en la pandemia, aun con “consecuencias que no podríamos evitar como que la economía se complique. Un mal resultado económico podemos revertir, pero una muerte no podemos revertir”, dijo.
“Nada de este tiempo fue fácil, pero logramos atender a los más necesitados, preservar el trabajo formal y no paralizarnos”, sostuvo.
Por otra parte, Fernández criticó a quienes cuestionan la estrategia de vacunación del Gobierno: “Nada es más fácil que desde la tribuna cuestionar cómo juega un equipo”, dijo y se manifestó confiado en que “por lo menos en un mes más” estará “la mitad de la población argentina vacunada con las dos dosis”.
“Cuando la inmunidad se haya llegado como consecuencia de la vacunación responsable, el horizonte nos va a mostrar la puerta de salida, allí debemos reparar en todo lo que nos pasó en estos dos años y cómo debimos enfrentar estos dos años con el país que nos dejaron quienes estuvieron cuatro años antes”, dijo.
El Banco Central volvió a intervenir y vendió US$379 millones para contener al dólar